Solicitud al alcalde
Javier Maroto
Como comunidad
escolar quisiéramos expresar al alcalde Javier Maroto nuestra
preocupación ante sus repetidas declaraciones contrarias a la
inmigración y a determinados grupos de inmigrantes como lo son los
magrebíes. Le pedimos que deje de expresarse en esos términos no
sólo por lo injusto de toda generalización, sino también por las
consecuencias negativas que puede provocar en la convivencia diaria
en nuestra ciudad.
En nuestro centro
escolar, igual que en muchos otros, hay familias de diversos
orígenes, entre ellas magrebíes. La convivencia es tan buena como
lo es en cualquier otro centro y la práctica diaria de las familias
–sean del origen que sean– a la hora de relacionarse, colaborar,
participar… es positiva y no coincide de ninguna manera con el
reproche del alcalde de que existen grupos que no se integran. Lo que
dice el alcalde no es lo que vivimos día a día.
También hay en
nuestro centro diversas familias que perciben la Renta de Garantía
de Ingresos (RGI), familias tanto de origen autóctono como de origen
extranjero. No creemos que esta circunstancia –tan unida a la
enorme cifra de paro en relación con la crisis económica que
vivimos– suponga que esas familias dejen de integrarse en la
sociedad mientras no tengan mejores medios para vivir. También esas
familias que cobran la RGI continúan conviviendo, relacionándose,
participando… en la comunidad escolar y en su entorno, del mismo
modo que las que no la cobran.
Dentro de este marco
escolar, le recordamos al alcalde que la palabra “alcalde”, como
tantas otras en euskara y en castellano, es de origen árabe. Es un
buen ejemplo de que el conocimiento mutuo y el intercambio son
enriquecedores. Creemos en la convivencia ciudadana y no en la
desconfianza y el resentimiento.
Naturalmente estamos
en contra del fraude que pueda haber a la hora de conceder ayudas,
tanto si son ayudas sociales como si son de cualquier tipo, y estamos
en contra tanto de este tipo de fraude como de otros tipos de
fraudes, algunos de ellos de enorme envergadura. Es tarea del
ayuntamiento perseguir el fraude con todo rigor, pero no lo es de
ninguna manera poner en riesgo la convivencia diaria.
Nuestra escuela,
como tantas otras, hace una labor enorme a favor de la convivencia y
la cohesión social. En la escuela las familias nos conocemos, nos
respetamos, nos estimamos. Y nuestros hijos e hijas aprenden esos
valores, ese respeto, esa convivencia. Flaco favor nos hacen los
políticos que provocan lo contrario. Pedimos responsabilidad a los
políticos, y al alcalde Javier Maroto en particular, dada su
posición y su influencia. Le pedimos, por ello, que no exprese más
generalidades ni sobre los inmigrantes ni sobre grupos concretos de
inmigrantes como si todos sus miembros fueran iguales, que no
etiquete de manera negativa a esos grupos ante el resto de la
ciudadanía. Desgraciadamente las consecuencias de hacerlo van a
repercutir a largo plazo en la vida ciudadana. Esto debe para ya.